En el marco del centenario del antipoeta, INBA nombra su aula magna como Nicanor Parra


Su nieto, Tololo Ugarte, leyó el poema “Autorretrato” de autoría de su abuelo, en una ceremonia donde participó gran parte de la comunidad escolar donde el escritor se educó durante los años 30.

Haciendo alusión al “Hombre Imaginario”, la Directora de Cultura de la Municipalidad de Santiago, dio inicio el pasado viernes 29, a la ceremonia en la que el Aula Magna del Internado Nacional Barros Arana sería denominado “Nicanor Parra”.

El antipoeta cursó durante 5 años el internado durante la década del 30 y se une así a una larga lista de célebres personalidades del acontecer nacional, como el ex Presidente de la República, Patricio Aylwin y el escritor Gonzalo Rojas, que se educaron dentro de los enormes patios del tradicional establecimiento.

El profesor de literatura de la Universidad Diego Portales y conocedor de la obra de Parra, Rodrigo Rojas, contó su testimonio acerca de cómo conoció al escritor, cuando lo nombraron profesor honorífico de la Escuela de Literatura de dicha casa de estudios, luego cuando inauguraron la Biblioteca Central que lleva su nombre, además de sus conversaciones sobre poesía y sobre Shakespeare.

La Directora de Educación de la municipalidad, María Luisa Rivera, junto a Morgana Rodríguez y a la Directora del Internado Barros Arana, Ruth Delgado, descubrieron la placa que bautiza al Aula Magna bajo el nombre de Nicanor Parra. Luego, la directora del establecimiento, entrega a Tololo Ugarte, nieto del escritor, un busto del historiador, diplomático y político Diego Barros Arana. La ceremonia culmina con la lectura de Ugarte del poema “Autorretrato”, que se señala a continuación.

 

Autorretrato

Nicanor Parra

Considerad, muchachos,

Este gabán de fraile mendicante:

Soy profesor en un liceo oscuro,

He perdido la voz haciendo clases.

(Después de todo o nada

Hago cuarenta horas semanales).

¿Qué les dice mi cara abofeteada?

¡Verdad que inspira lástima mirarme!

Y qué les sugieren estos zapatos de cura

Que envejecieron sin arte ni parte.

En materia de ojos, a tres metros