Director Cristián Araya en entrevista con Revista Bitácora de la PAES, una publicación anual de la Unidad de Comunicación Estratégica del Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (DEMRE) de la Universidad de Chile
Lleva 33 años de labor en diferentes establecimientos educacionales. Su carrera la ha desarrollado en colegios particulares, subvencionados y estos últimos 17 años en escuelas y liceos dependientes de la municipalidad de Santiago. También fue profesor universitario, pero para este docente con especialización en ciencias sociales, con magíster en educación de la UMCE, lo mejor que le ha pasado es estar a la cabeza de este liceo de adultos. “Aquí se aprende mucho de la vida”, sostiene.©
Cuando llegó a dirigir el Liceo de Adultos Herbert Vargas Wallis, en 2008, tenía sólo 13 personas a su cargo. Hoy ya son 47 los que trabajan en el Liceo de Adultos, para brindarle educación básica y media a más de 700 jóvenes y adultos que cumplen condena en la ex Penitenciaría de Santiago. Cristián Araya Salinas (56), casado, dos hijas universitarias y oriundo de Los Andes, es un tipo alto y comunicativo. Le gusta que otros sepan cuál es la realidad del Liceo y se muestra abierto a contar su experiencia, como también a que recorran el lugar. “Los que entran al Liceo se sorprenden, para bien. Las salas están bien equipadas, siempre limpias y ordenadas. Los estudiantes lo cuidan mucho”, dice.
¿Qué es lo más reconfortante de dirigir el Liceo de Adultos Herbert Vargas Wallis?
“Muchas cosas, pero en especial lo que ocurre en las ceremonias de licenciatura, a fin de año, cuando vienen las madres, las abuelas, las esposas y parejas de los estudiantes. En esas ocasiones te vinculas con esa parte de las historias personales que uno no conoce. También me reconfortan las conversaciones con los estudiantes. A veces me reconocen en la calle, ya estando libres, y son muy respetuosos, envían saludos a los profesores del liceo, de quienes recuerdan hasta los nombres. Tanto los estudiantes como sus familias agradecen nuestro trabajo y eso es muy gratificante”.
Hay muchos internos que llegan sin saber leer ni escribir y en liceos como éste tienen la oportunidad de aprender…
“Por eso es tan importante que todo el sistema educativo funcione. Asistir a la escuela es esencial. La movilidad social se da estudiando y las familias deben apoyar ese precepto y ser constantes, más allá de los problemas que todos sabemos existen en nuestra sociedad. El estudio es fundamental para cambiar el destino y el Estado debe asegurar las condiciones para que esto ocurra”.
“Hay 99 liceos similares a éste en Chile”, continúa Araya. “He visitado varios y mis colegas están realizando grandes esfuerzos por mejorar las condiciones de los estudiantes. Quedan muchos desafíos, como cambiar el currículum de educación para adultos, que no ha sido actualizado. Hay que convencer a las autoridades de la importancia de invertir en este tipo de educación. Quisiéramos que fueran más los fondos para la educación de adultos en general, que los recursos aumentaran”.
¿Lo más complejo de ser director del Herbert Vargas Wallis?
“El día a día, porque debemos manejar muchas variables que no dependen necesariamente de nosotros. Por las condiciones propias de un recinto penitenciario, muchas veces quedamos desconectados de lo que ocurre afuera. Por eso es clave el autocuidado. Nos protegemos y nos ayudamos entre todos quienes trabajamos en el Liceo”.
¿Cuál diría usted que es la principal motivación de los alumnos para estudiar y para rendir la PAES?
“Cada uno tiene su motivación, pero casi todas tienen que ver con cumplir metas personales. Lo vemos en la licenciatura de 4° medio de la que hablaba al comienzo. Tener ese “cartón” y mostrárselo a la familia es algo gigante para ellos. Las familias se acercan y te dan las gracias, porque ayudamos a que su hijo, nieto o esposo lograra algo muchas veces inédito en sus entornos: terminar la enseñanza básica y media. Esas graduaciones son un momento muy emocionante. Por eso cuento con orgullo algunos casos de jóvenes egresados de aquí que han ingresado a la universidad. Recuerdo uno que hace un par de años entró a estudiar Geografía en la Universidad Católica. Lamentablemente, llegó hasta segundo año, por la falta de redes de apoyo. Ojalá pueda retomar sus estudios en algún momento”.
No deben ser muchos esos casos, pero deben ser muy significativos para el Liceo…
“Así es. Recuerdo a otro joven que entró a Telecomunicaciones en la USACH, contó con el beneficio de salida controlada al medio libre y pudo estudiar. Es importante que podamos seguir avanzando y lograr que instituciones de educación superior se instalen al interior de nuestros recintos penitenciarios, para ofrecer algunas carreras técnicas y posteriormente profesionales, adecuándose, obviamente, a nuestra realidad”.
Durante la rendición de la PAES, ¿cómo se organizan para que todo funcione bien?
“Esos días se genera un ambiente especial. Nos preocupamos de tener al personal de aplicación con anticipación, ojalá sólo profesores de nuestro Liceo. Cada detalle cuenta. Por ejemplo, para la rendición de las pruebas nos coordinamos con la jefatura de la Unidad Penitenciaria para analizar todos los detalles. En cuanto al proceso, es igual que afuera, con llamado a sala de los postulantes, con las nóminas de quienes van a rendir, con el número de RUT y folio en cada pupitre, con los horarios anotados en el pizarrón”.
¿Qué es lo más complejo de esa logística?
“Diría que el traslado de los estudiantes al Liceo. El personal de Gendarmería realiza una tremenda labor de traslado en las diferentes dependencias y nos entrega los jóvenes postulantes para iniciar la aplicación de las pruebas. Todo debe funcionar como reloj, porque los tiempos son muy acotados”.
¿Qué pasa si una persona privada de libertad es seleccionada para la educación superior y aún le quedan meses o años de condena?
“Gendarmería debe citar a un consejo técnico que evalúa la posibilidad de que puedan optar a un beneficio. Se toma una decisión analizando muchos aspectos. A nosotros, como establecimiento educativo, nos solicitan informes y somos convocados a aportar antecedentes para que esas personas puedan postular a obtener salida controlada al medio libre. Ésta dependerá de diversos factores que evalúa Gendarmería de Chile”.