A pesar de los avances, reformas, recursos invertidos, tanto en el plano institucional como pedagógico, aun no es posible garantizar una educación sustentable a nivel nacional. Persisten desigualdades en la distribución de oportunidades educativas (dolorosamente evidenciadas en pandemia), asociadas a desigualdades económicas, generando con ello, trayectorias educativas desiguales de las y los estudiantes, según los ingresos familiares (Echeñique, J.; Urzúa, S. 2013).
Diversos estudios y análisis del escaso avance en la disminución de las desigualdades educativas, coinciden en señalar la importancia que juegan profesores y profesoras no solo en los aprendizajes que logran las y los estudiantes, sino también en la implementación de cambios, reformas o innovaciones introducidas en el sistema escolar.
En tal sentido, atendiendo los diagnósticos realizados en distintos momentos, se han realizado cambios curriculares que orientan y enmarcan la acción educativa; se han implementado políticas de capacitación de profesores para actualizar conocimientos y metodologías; programas de acompañamiento a profesores nóveles; así como, políticas de desarrollo profesional docente.
Sin embargo, uno de los aspectos menos considerados en las políticas públicas educacionales ha sido el saber pedagógico de profesores y profesoras. Se trata de un conjunto de conocimientos amplios y profundos que los profesores adquieren a través de su experiencia en el ejercicio de su profesión contextualizada, y al cual recurren para tomar decisiones en momentos de incertidumbre. (Arzola, S. 2020) ¿A qué profesora o profesor no le ha ocurrido que, frente a un objetivo, con igual contenido y actividad, con un curso lo logra y con el otro no, en el mismo establecimiento educacional? ¿Qué hacer?, es necesario tomar una decisión, en ese momento, y sin mayor información de lo que ocurre.
Tomar decisiones en contextos de incertidumbre, es una de las características de la acción pedagógica. Otra característica es actuar en el momento oportuno, sin adelantarse y sin llegar tarde, el tiempo de ocasión Kairós es el tiempo que duran los acontecimientos, como por ejemplo aprender a leer, o aprender a sumar. Kairós se opone a Cronos, que es el tiempo que pasa, que no para, que sigue su curso al margen de los acontecimientos. (Doménech, F. 2009).
Una tercera característica del saber pedagógico es examinar, en breve tiempo, las diferentes soluciones posibles, para elegir la mejor…no la mejor absolutamente sino la mejor según las circunstancias y las factibilidades, con lo probable y no con lo seguro y cierto. Esta característica requiere de conocimiento del contexto en que se da la acción pedagógica.
Se entiende el saber pedagógico como un saber del actuar justo y oportuno en un contexto específico, con una cierta disposición moral de actuar para el bienestar del otro, e implica conocimientos por parte de las profesoras y profesores, junto con la tenencia de una virtud crítica respecto a los criterios de elección (lo considerado “mejor” según las circunstancias) y a sus medios, en un contexto específico.
Este saber pedagógico se construye en un tiempo de oportunidades (Kairós) en y con una comunidad específica. Requiere de cierta disposición de la comunidad, así como de instancias que permitan poner en común las distintas comprensiones del saber experiencial de las y los implicados en la acción pedagógica, para re significar la forma de entender la educación, sus interacciones, su relación con el conocimiento, la distribución del poder y, especialmente, el cambio en el foco de la acción pedagógica, del adulto centrismo al paidocentrismo, en esa comunidad. Estas orientaciones estuvieron presentes en la propuesta de experimentación pedagógica en Chile, en la primera mitad del siglo XX. En este periodo, se vive un agitado contexto sociopolítico a nivel nacional, la discusión de una nueva constitución, la separación de la iglesia y el estado, la promulgación de la educación básica obligatoria, son algunos de los nudos que abogan por la necesidad de construir un nuevo orden social de transformaciones profundas. En este periodo surgen los liceos experimentales, y en ellos se ponen a prueba la coeducación, el consejo de curso, la gradualidad de los cambios, entre otros, que logran instalarse en el currículum. Las nuevas ideas (Dewey) y el conocimiento de nuevas experiencias pedagógicas (Montessori, Kerchensteiner, Freinet) se difunden y discuten en los congresos pedagógicos: Congreso General de la Enseñanza pública de 1902; Congreso Nacional Pedagógico de 1912, y de 1926, allanando el camino para profundas transformaciones educacionales. Los procesos y resultados de este proceso de experimentación pedagógica, se tradujeron en nuevos objetivos educacionales y en una novedosa metodología pedagógica a nivel del sistema educativo. (Anwandtwer, A. M. et all., 1982).
Como aprendizajes de este proceso de experimentación pedagógica quisiera destacar al menos dos puntos:
Una comunidad educativa que explora y experimenta, reflexionando “desde donde lo hace”, pone en juego su saber experiencial, otorga fundamentos a su acción pedagógica con sentido de pertinencia y justicia social, y brinda a su comunidad una nueva forma de vivenciar la escuela y sus aprendizajes.
Anwandtwer, A. M. et all. (1982). Las principales líneas de orientación imperantes en los cambios, reformas e innovaciones ocurridas en la enseñanza media científico humanista en Chile, entre 1945 y 1967. Seminario de Título Educación U.C
Arzola, S. (2020) Maestros y Educadores. Olvido y rescate de su Saber experiencial. Santiago, RIL editores.
Domènech, J. (2009) Elogio a la educación lenta. Barcelona, GRAÓ.
Echeñique, J.A.; Urzúa, S. (2013) Desigualdad, segregación y resultados educacionales: Evidencia desde el Metro de Santiago. CEP N° 359.
Freire, P. (1970) Pedagogía del Oprimido. Siglo Veintiuno Editores.
Giannini, H. (1997). Hospitalidad y tolerancia (o de la tolerancia). Estudios Públicos, (66). Recuperado a partir de www.estudiospublicos.cl