«Hoy nuestro foco es hablar de una «educación para la vida», y eso significa abrir oportunidades»


El Director de Educación Municipal, Rodrigo Roco, detalló parte de los esfuerzos de la DEM Santiago para responder a los desafíos de educación pública en entrevista publicada en vespertino La Segunda.

 

«Hoy nuestro foco es hablar de una «educación para la vida», y eso significa abrir oportunidades: hay chicos, como en el caso del Nacional, que tienen unos desempeños increíbles en Matemáticas y lo van a seguir teniendo, pero con los otros alumnos que están en un nivel de desempeño inferior, tenemos que trabajar pedagógicamente para elevar sus aprendizajes. No olvidemos que estamos hablando de educación obligatoria, no educación superior. si quieres entrar al MIT, claro, selecciona. Pero aquí se busca que se ejerza el derecho de ser educado».-

 

«Si es por puntajes, dentro del Nacional hay varios Cambridge y más de un Saint George»

Con estudios en mano, refuta la idea de que el Instituto Nacional haya perdido excelencia porque ya no encabeza los rankings de mayores puntajes promedio.

«Eso de que no hay excelencia no es cierto (… ) Si es por puntajes, dentro del Instituto Nacional hay varios Cambridge y más de un Saint George», asegura enfático Rodrigo Roco (53), director de Educación Municipal de Santiago, unidad de la cual depende una decena de liceos emblemáticos de la comuna y que él prefiere llamar «históricos».

Aborda así la polémica que se generó luego que el Ministerio de Educación exigiera a las universidades –a principios de enero-no hacer cruces de datos ni análisis con los resultados de la PAES (que tradicionalmente genera la creación de ranking de colegios), abriendo con más fuerza la puerta de un debate que viene hace años: el declive académico de los emblemáticos, planteles que hace quince años lideraban esas listas (tanto de la PAES como del Simce) y que hoy definitivamente desaparecieron de ellas.

El escenario revivió las dudas de cuán conveniente fue terminar con la selección en los colegios emblemáticos, que otrora eran considerados «los faros que impulsaban la movilidad social». Para algunos se alteró a la fuerza el carácter meritocrático de los planteles para igualarlos al resto de los colegios; para otros, se corrigió una mirada academicista y discriminadora para dar la misma oportunidad de ingreso a esos establecimientos a todos los alumnos y actualizar los proyectos educativos.

–La imagen de los liceos emblemáticos como mecanismo de movilidad social, está prácticamente en el suelo.

–Lo primero es que se requiere un cambio de paradigma para abordar la discusión de la educación pública, hay que mirar desde la práctica y la experiencia escolar, no solo desde la cátedra o el púlpito (… ) Y aparecen afirmaciones bien discutibles, donde hay datos para refutarlas, porque eso de que no hay movilidad social es mentira. Lo que pasa es que está mutando, se está distribuyendo y ya no se concentra todo en un par de liceos. En 2010 el quintil de mejor desempeño se distribuía en 9 establecimientos y ahora se distribuye en 32, todos financiados por el Estado.

«Hay un sesgo ideológico»

Quien hace más de 25 años fuera dirigente universitario –encabezó una movilizada FECh en el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle-trae a colación un estudio del investigador chileno Javier Núñez (de 2004) que muestra que la remuneración de un joven, por más talentoso y buenas notas que tenga, dependerá principalmente de su origen social. «Pero un estudio de continuidad, de 2020, muestra que la brecha del impacto del origen social en las remuneraciones futuras de estos chicos habría disminuido. Entonces si lo que ahora se quiere instalar (tras el fin de la selección) es que se acabó la movilidad social (en los emblemáticos) y que los pobres no tienen esperanza, no habría estos resultados. Las cifras muestran que el porcentaje de chicos que viene de colegios vulnerables y que entran a un lugar como la U. de Chile, ha tendido a aumentar», señala.

–Lo concreto es que el Instituto Nacional está en el lugar 237 del ranking de colegios con mejor promedio en la PAES. El año pasado estaba en el 201 y hace 18 años era el número nueve.

–¿ Y qué expresa el ranking? El ranking son promedios, pero si uno va a la comparación real, el uno a uno, queda claro que los resultados se pueden mirar de diferentes maneras. Tomamos el ranking Emol que muestra que en el Cambridge, 28 estudiantes rindieron la PAES y lograron un muy buen resultado en el promedio de las pruebas de Lectura y Matemática 1. En el Instituto Nacional 608 chicos dieron ambas pruebas. Si tomamos los primeros 28 estudiantes del Nacional, sus resultados están muy, pero muy por arriba de lo que logró el Cambridge: 42 puntos más.

–¿ Hay un «efecto volumen»?

–Las comparaciones de promedios deben hacerse a partir de tamaños balanceados. Lo cierto es que hay un contexto educativo distinto. Miremos un colegio particular grande, con más matricula en 4 Medio: el Saint George, donde 178 alumnos dieron la PAES. Si tomo los primeros 178 del Nacional, están muy por arriba de los resultados logrados por los del Saint George: 22 puntos más. Entonces, esta mirada no se está teniendo y se pondera al voleo porque el Nacional no está en el número uno.

–Pero no está en el numero uno, ni en el número 10, ni en el numero 100… está en el 237

–Perdona, pero eso es como 710 puntos promedio entre más de 600 chicos.

–De una escala de mil puntos.

–De acuerdo, pero es el promedio. Mira, en otra medición de 2022 (de Ernesto Laval) el Nacional es el liceo que tiene mayor cantidad de estudiantes matriculados en universidades acreditadas con excelencia: 12 veces lo que aporta el Cambridge. Entonces se habla del ranking y no se mira la experiencia escolar concreta que es lo que importa. Hay un sesgo ideológico en el debate público. Y si es por puntajes, al final dentro del Nacional hay varios Cambridge y más de un Saint George.

–Convengamos que el Nacional no pasa por su mejor momento.

–Si, pero se va a recuperar. Esa idea de una institución escolar cuyo edificio data de 1964, en un contexto en que el 40% de la población llegaba al liceo y que se crea para que la mayor cantidad de personas entre al liceo, ya no va más. Se pensó en graderías con bancos fijos al piso para maximizar los espacios, pero desde el punto de vista educativo y pedagógico, eso ya el 2000 no era sustentable. Entonces, la idea de tener una máquina de puntajes sobre la base de 45 chicos sentados en unos bancos insoportables frente a una clase magistral, es insostenible. Claro, de ahí salieron 18 o 19 presidentes de la República, pero eso responde a parte del siglo XIX, al siglo XX. Hoy el mundo es mucho más diverso y Chile también.

–Aun así se busca educación de excelencia.

–Pero también se deben valorar alumnos destacados en cosas no necesariamente académicas como deporte o arte.
Hoy nuestro foco es hablar de una «educación para la vida», y eso significa abrir oportunidades: hay chicos, como en el caso del Nacional, que tienen unos desempeños increíbles en Matemática y lo van a seguir teniendo, pero con los otros alumnos que están en un nivel de desempeño inferior, tenemos que trabajar pedagógicamente para elevar sus aprendizajes. No olvidemos que estamos hablando de educación obligatoria, no educación superior. Si quieres entrar al MIT, claro, selecciona. Pero aquí se busca que se ejerza el derecho a ser educado.

–Pero se pide educación de calidad.

–El problema es que al Nacional se le puso el cartel de «aquí solo estudian algunos» y los mismos alumnos del Nacional con puntajes máximos hoy nos dicen que valoran esto de que «aquí estudian todos». Esa diferencia es muy importante cuando hablamos de educación pública.

«¿Le importo yo a este liceo?»

Tras mirar buenos resultados de otros establecimientos y detectar que el proyecto educativo y el curriculum son piezas fundamentales, el municipio decidió hacer un cambio. «Se venía trabajando en una lógica antagónica a las comunidades y los estudiantes. Ni el curriculum ni el proyecto educativo se habían mirado en profundidad en nuestros liceos los últimos 15 o 20 años. Ahora lo estamos haciendo», dice Roco.

En el caso del Nacional, explica, «tener 45 chicos 8 horas diarias en un formato de clase magistral, en un espacio básicamente de cemento, es parte del origen de muchos de los problemas que tenemos, de un ambiente que permitió que las comunidades y adultos se descentraran de su rol y apareciera el fenómeno de la violencia. Hoy las familias buscan espacios más acogedores para sus hijos. No es lo mismo un colegio que tiene 5 cursos o menos, a uno que tiene 18 cursos por nivel, o tener cursos de 20 estudiantes en una sala o 45, o tener patios con o sin pasto.
Ese es el cambio que hoy estamos impulsando, nos estamos haciendo cargo del pasivo de esos 15 o 20 años en que esa discusión no se dio y que debimos haber anticipado».

Enfatiza que «cuando los chicos venían pidiendo cambiar los bancos, era una profunda interpelación a que readecuáramos el proyecto educativo del Nacional, a cambiar la lógica de convivencia y la lógica pedagógica. Que hoy tengamos un Instituto Nacional mucho más diverso, que también se refleja en la performance académica, no es algo malo en sí, es algo que nos desafía profundamente».

–En concreto ¿ qué están haciendo?

–Acordamos con los profesores y la comunidad disminuir la matricula y el número de alumnos por curso. Y lo estamos haciendo porque se puso mucho énfasis solo en el academicismo contenidista y esta idea limitada de prestigio superficial que solo habla de que «el Instituto tiene 100 puntajes y somos el número uno». No se miró lo que estaba pasando en el entorno de la sociedad que estaba cambiando y se olvidó el foco educativo central, que es lo vincular.
En todos estos liceos (históricos) lo que hemos visto es un gran distanciamiento entre el mundo adulto y el mundo juvenil.

–¿ Y eso explica el fenómeno de rabia y violencia de los alumnos?

–En gran medida si. Explica que se te cuelen esas conductas y adquieran el protagonismo que adquirieron porque en este proceso de pérdida de vínculo entre jóvenes y adultos, los adultos empiezan a perder el concepto de su rol. Ahora estamos impulsando fuertemente acoger y, sobre esa base, poner límites. Eso fue lo que se desarticuló. La pregunta que se hacían estos chicos era «¿ le importo yo a este liceo?, ¿le importo a esta comunidad»? Si uno mira para atrás, hubo varias señales que dieron los chicos del Nacional en discursos, graduaciones, centros de estudiantes que estaban diciendo «aquí hay un problema, y no nos interesa que nos hablen de los 18 o 19 Presidentes si tengo acá un inspector que me dice `sácate el arito y deja de caminar como mariconcito’». De eso venimos y de eso es lo que tenemos que salir. Lo estamos haciendo entre todos, pero es lento.

–¿ Cómo lo están haciendo?

–Poniendo el énfasis en los proyectos educativos para recuperar lo vincular, por ejemplo reforzando el rol del profesor jefe. Los chicos aprenden más cuando el espacio escolar los acoge. Y en ese contexto surge la disminución gradual de matricula para llegar a una escala un poco mas razonable. En el Nacional ya disminuimos de 18 a 15 los 7 básicos y de 45 alumnos por sala bajamos a 30.
Si sigue bajando más, es una discusión del proyecto educativo, donde es clave el trabajo de la rectora Carolina Vega (primera titular de los últimos cinco años). Lo cierto es que ya estamos viendo algunos efectos positivos.

–¿ Harán lo mismo en otros liceos?

–En algunos casos esta ocurriendo de manera natural, lo que nos permite salir de la doble jornada que dificulta, por ejemplo, la colaboración entre docentes. –

-¿ No es preocupante que la gente esté dejando estos colegios?

–Esta obsesión recurrente de decir que los colegios de Santiago pierden matrícula como algo malo per se, sin preguntarse que está pasando, es bien contraproducente. Llenar a tope los espacios no es excelencia. Hicimos el análisis y tanto en colegios subvencionados como públicos la matrícula de enseñanza media viene cayendo desde 2004. Las familias, por distintas razones no están mandando a sus hijos al centro a estudiar.

–Los episodios de violencia parecen ser una razón suficiente.

–Es un factor, sin duda, pero no es lo único. Entonces hay que analizar en profundidad los otros factores y creo que el proyecto educativo es más relevante para las familias, porque los chicos están demandando un ambiente de buen trato. El modelo antiguo colapsó, reventó, y reventó de muy mala manera en algunos casos. De eso nos tenemos que hacer cargo, de cómo reconstruimos.

–Se critica mucho que en su minuto no aplicaron medidas drásticas en casos de violencia en los colegios.

–Cuando llegamos, nos dimos cuenta que no había ninguna cultura del debido proceso. Si hay una falta, tomas medidas formativas. Si las faltas son reiteradas y muy graves, debes tomar sanciones. Pero siempre debe haber un camino de acompañamiento y debido proceso, manteniendo el carácter formativo. Mucha gente pedía mano dura, pero lo que se requiere es mano justa. Y eso ha implicado en varios casos cancelaciones de matrícula o expulsiones.