Requerimos de espacios educativos seguros y acogedores, con climas de convivencia que favorezcan experiencias de aprendizaje profundo e inclusivo; que permitan efectivamente construir comunidad, con áreas verdes protegidas y lugares para el esparcimiento y el desarrollo del deporte y las artes. La infraestructura debe permitir el despliegue de los diversos proyectos educativos, con especial atención al libre desplazamiento de personas en situación de discapacidad. Este es un desafío de largo aliento que requiere ser objetivado en detalle para cada escuela y liceo, estableciendo etapas, prioridades y proyectos.
Asimismo, cada establecimiento requiere de adecuados y pertinentes equipamientos y recursos pedagógicos que propicien la dignidad de toda la comunidad educativa promoviendo el desarrollo de todas las capacidades e intereses de nuestros y nuestras estudiantes. El equipamiento debe aportar a una sana convivencia y a la igualdad plena en las oportunidades educativas. Considerando el actual contexto de virtualidad, la conectividad y el acceso al internet son claves para garantizar estas oportunidades y, en consecuencia, el derecho a la educación.